Fargo, crítica y análisis de la serie inspirada en la película de los hermanos Coen
Reconozco, ya de entrada, que no soy un admirador de los hermanos Coen, como tampoco de ‘Fargo’, una de sus películas más conspicuas, la que les valió el reconocimiento unánime de la crítica y de la Academia de Hollywood. Sin embargo, y aunque pueda parecer contradictorio, me declaro un ferviente seguidor de ‘Fargo’, la serie, que tiene en Joel y Ethan a sus productores ejecutivos, y que está creada y dirigida por Noah Hawley.
No se puede negar que ‘Fargo’, la serie, tiene mucho de ‘Fargo’, la película, así como del humor negro, ácido, típico de los Coen, pero, al mismo tiempo, es algo más, algo distinto y original, con unas tramas más enrevesadas y potentes y unos personajes más complejos, aun cuando en algunos casos parezcan caricaturas sacadas de un Grand Guignol. Es la ventaja que tiene la televisión frente al cine, que su mayor duración y entrega por capítulos permite profundizar mejor en la psicología de los personajes, al tiempo que el arco narrativo ofrece un mayor desarrollo y múltiples matices.
Siguiendo la moda del mockumentary, ‘Fargo’ se suma al estilo del falso documental o testimonio, presentándonos unos hechos como si fueran reales bajo una introducción mecanografiada, aun cuando desde el principio queda claro que todo es una farsa.
Una curiosidad de ‘Fargo’ es que en cada temporada cambia el argumento y los personajes, así como los actores que los interpretan (en esto se diferencia, por ejemplo, de ‘American Horror Story’). Lo único que se mantienen son las localizaciones: esos campos helados de Minnesota y Dakota del Norte en las aparentemente pacíficas y tranquilas poblaciones de Bemidji y Luverne, donde la vida parece discurrir sin sobresaltos, y ese ambiente entre rural y deprimente, o directamente estólido. También se repite la época, los años 70, hecho éste que marca tanto el tono y la estética como la narrativa audiovisual, así como el excesivo uso del split screen o pantalla partida, algo que se hace más evidente en la segunda temporada.
Esa atmósfera deprimente a la que aludía, con una nieve omnímoda que parece que aísla e incita a la locura, se confabula con una patulea de personajes histriónicos para desencadenar el desastre que ya se anticipa desde los primeros fotogramas. En la primera temporada son Lorne Malvo (Billy Bob Thornton) y Lester Nygaard (Martin Freeman), dos individuos que parecen antagónicos pero que acaban siendo complementarios, los causantes de la catástrofe, mientras que en la segunda todo empieza con un atropello de la peluquera y esteticista Peggy Blumquist (Kirsten Dunst) y las malas decisiones que toma su marido Ed (Jesse Plemmons, a quien pudimos ver en ‘Breaking Bad’, y tan fondón aquí que podría haberse comido a Jesse Pinkman) para deshacerse del cadáver, que son las que a la postre desatan la guerra entre los Gerhardt y la organización criminal de Kansas City por el control de la droga. En ambos casos, el conflicto, de proporciones épicas, viene provocado por unos individuos de vida vulgar y anodina, como un agente de seguros y un carnicero, que, una vez envueltos en la espiral de locura, descubren una faceta de sí mismos que desconocían por completo.
Frente a la sensatez, el equilibrio y la sindéresis de los policías, representados en las figuras de Molly Solverson (Allison Tolman) y Lou Solverson (Patrick Wilson) –padre e hija, como se aprecia en el sueño profético de su madre enferma de cáncer–, hay una serie de personajes estrafalarios, venáticos y extremadamente violentos: el asesino despiadado a tiempo completo y filósofo ocasional Lorne Malvo (nombre que parece un anagrama de “Malevolent”), que nos recuerda a Anton Chigurh en su hieratismo y sangre fría, y el excelente orador y no menos psicopático Mike Milligan (Bookem Woodbine), flanqueado por sus inseparables guardaespaldas, los gemelos de las gabardinas a colores, además del errático e indescifrable indio Hanzee.
A la segunda temporada, además de estos elementos tragicómicos, se le suma un ingrediente fantástico, como es la aparición de un ovni, que tiene la virtud de salvarle la vida a Lou. Esto se explica, probablemente, por la fiebre que desató la ufología y las muchas historias de abducciones extraterrestres que se contaron ad náuseam durante aquellos años en que la sociedad era más brutal y más ingenua.
La banda sonora y el tema principal, compuesto por Jeff Russo, y que nada tiene que envidiar al de Carter Burwell, son asimismo destacables, y otro tanto se puede decir de la fotografía, con unos travellings y unos plano secuencias no exentos de virtuosismo.
Tema principal de Fargo
Tags: Fargo, Noah Hawley, hermanos Coen, Martin Freeman, Billy Bob Thornton, Lester Nygaard, Lorne Malvo, Mike Milligan, Patrick Wilson, Lou Solverson, Molly Solverson, Allison Tolman, Ted Danson, Jeff Russo.
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Óscar Bartolomé