Sobre El Parnasillo

'The Man in the High Castle' es una de las mejores series producidas en la última década. La serie recrea libremente la novela ucrónica de Dick del mismo nombre, según la cual Hitler ganó la segunda guerra mundial junto con sus aliados japoneses. En consecuencia, los alemanes ocuparon territorios en los países que fueran sus contendientes, ahora vencidos, y de manera significativa, en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, convirtieron en colonias una gran parte del mundo para la producción de materias primas, como Sudamérica, China, Rusia y África. La segregación mediante campos de concentración para exterminio y explotación laboral se extendió en el mundo, para cebarse con lo diferente, y escarmentarlo: la población indígena, negros, judíos…. La trama se desarrolla principalmente en Estados Unidos, con ejes de poder en Berlín, Nueva York y San Francisco.
Producida en Estados Unidos por Amazon, bajo la dirección de David Zucker y de Ridley Scott, 'The Man in the High Castle' se desarrolló a lo largo de cuatro temporadas y de cuarenta capítulos entre enero del 2015 y diciembre del 2019.
La serie empezó apostando fuerte, en tanto que el argumento se basa en el libro de Philip K. Dick del mismo nombre escrito en el año 1962 y que fuera galardonado con el premio Hugo a la mejor obra de ciencia ficción en 1963. Pero la fuerza argumentativa de la obra se preservó en la serie de Amazon y se consolidó mediante innovaciones de la ciencia ficción, sin que perdiera la fidelidad de su argumento, a pesar de una reinterpretación de la obra de Dick que, por su audacia, no está exenta de polémica.
La originalidad e impacto en la serie 'The Man in the High Castle' debe mucho a uno de uno de sus directores más destacados, Ridley Scott, ya experimentado en el cine de ciencia ficción y en el drama histórico, dos campos necesarios para el desarrollo de la serie que se comenta. Scott estaba familiarizado con Philip Dick, en tanto dirigió la película emblemática de ciencia ficción de los años ochenta, 'Blade Runner', basada en "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', obra precursora del 'The Man in the High Castle'. Además, Scott vivió de primera mano en su infancia la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias, hecho de gran importancia para el argumento que sustenta la serie.
La serie transcurre en un medio dominado por el imperio fascista alemán, presidido primero por Hitler, luego por Bormann para terminar en manos de John Smith, un lugarteniente ascendido a Overgruppenfürer, de origen americano. Con un consulado en Nueva York por parte de los alemanes, el imperio tiene la contrapartida japonesa con sede en San Francisco. La resistencia al régimen totalitario se refugia en las Montañas Rocosas, una región aparentemente neutral, pero que es la sede de grupos insurgentes en donde los alemanes y japoneses realizan incursiones represivas.
La serie incorpora al argumento de Philip Dick elementos que le dan profundidad y nuevas posibilidades interpretativas a la vez que mantiene en lo esencial el argumento original; por ejemplo, desde la ciencia ficción actualizada al siglo XXI se enfatiza en la eficiencia y dominio tecnológico de los alemanes que les permite desarrollar la energía atómica y conectar el mundo mediante vuelos de cohetes tripulados. De esta manera, el régimen fascista logra acortar el tiempo de desplazamiento entre continentes e incursionar hacia Venus, Marte y la Luna (con escenas en las que hace un sutil homenaje a la serie de culto 'Viaje a la dimensión desconocida'), en un entorno político y social deplorable.
Un libro, 'Y la langosta se posó', es el medio en la obra de Dick que permite comunicarle al mundo sometido al totalitarismo la posibilidad de una realidad alterna donde la libertad y la esperanza son posibles. En la serie de Amazon, ya no es un libro el que difunde la buena nueva; su lugar lo ocupa las películas que desde la otra realidad llegan a este mundo sombrío para alentar la lucha de los oprimidos por la libertad. La difusión de las películas provenientes de la realidad alterna a la que transcurre la serie está a cargo de Howthorne Abendsen (el Hombre en el Castillo Alto). En estas películas se muestra a los aliados en la Segunda Guerra Mundial (Estados Unidos, Inglaterra y Francia) victoriosos, instaurando un orden mundial libre, armonioso y plural. El efecto de esta difusión no es inocuo: crea nuevas posibilidades en quienes sufren el totalitarismo y les permite tener la certeza de que este sistema opresor puede ser derribado, como finalmente ocurre. Por esta razón, las películas que se proyectan en esta realidad alterna se convierten en un material subversivo, así como los agentes que las difunden, particularmente Abendsen.
Ocasionalmente, hay momentos en los que estas dos realidades alternas (el mundo bajo el imperio fascista alemán y el mundo dirigido por los aliados con Estados Unidos a la cabeza) tienen puntos de intersección a través de sus principales protagonistas que se desplazan en el tiempo, como Juliana, quien logra sobreponerse a la opresión fascista para trascender esta realidad de alguna manera ficticia, y así viaja en el tiempo hacia la sociedad alterna donde Estados Unidos ha obtenido la victoria. Allí se nutre de elementos que contribuirán a la derrota del régimen en la realidad fascista. También John Smith, alter ego de Juliana quien viaja en el tiempo a través del portal construido por los alemanes para expandirse y dominar en otros mundos y en otras dimensiones, pero al hacerlo se encuentra con un aspecto esencial y recóndito de sí mismo que prefiere ignorar y traicionar.
Desde otra perspectiva de tiempo se mueve Nobusuke Tagomi, funcionario a cargo de la misión comercial de Japón en Estados Unidos. Este personaje entrañable no pertenece a ninguna época. ni tampoco al régimen autoritario del que es funcionario. A la vez que medita e interactúa con el I Ching, está presente y vivo en las distintas realidades desde el pasado, presente y futuro, pero en ninguna se detiene, hasta que se disuelve, literalmente.
Uno de los elementos más valiosos de esta serie es que no permite que los espectadores atentos puedan permanecer impasibles ante los dilemas y parámetros éticos, morales y de vida que plantea; particularmente frente a una sociedad totalitaria cada vez más presente en la realidad que vivimos. En tanto que el horizonte de tiempo de la serie no es demasiado ajeno para el espectador (la guerra está al orden del día, también las exploraciones espaciales y las científicas que alimentan la eugenesia), 'The Man in the High Castle' interpela sin descanso a la audiencia, al mostrar las distintas facetas de esta forma nociva de poder. En el escenario hipotético fascista, la tecnología a su servicio doblega la libertad, el arte y la solidaridad en tanto que estas posibilidades son valoradas y cultivadas con dificultad por los oprimidos y marginados: mujeres, artistas, negros, judíos, indígenas, con distinta orientación sexual, cultural o religiosa.
En esta sociedad totalitaria la vida languidece como el arte mismo, que se preserva en forma de antigüedades como las que colecciona y comercia uno de los mejores personajes de la serie, Childan. El ambiente sombrío que rodea a la sociedad fascista se percibe e invade al espectador, a través de las calles sórdidas, los inquilinatos o en las élites higienizadas y segregadas de Alemania, así como en el excesivo orden y en los cánones estéticos del fascismo. De cuando en cuando irrumpe de manera clandestina, desde la contracultura de los oprimidos, un símbolo rebelde que cuestiona el orden establecido: un sol de alegría esplendoroso se eleva, brilla y subvierte simbólicamente la estructura de poder que se sostiene mediante el miedo y la represión permanente.
Son varios los personajes que encarnan de manera veraz el drama que se desarrolla, como el inspector Takeshi Kido (Joel de la Fuente), el cruel perseguidor que al final se doblega a la yakuza, para entrar a formar parte de ésta, paradójicamente por amor al hijo drogadicto al que él mismo ha victimizado; John Smith (Rufus Sewell), el ejecutor delegado del fascismo en América, que tiene a su favor la capacidad para percibir y jugar con los matices del medio en que se mueve, pero pese a ello ignora sus sentimientos más íntimos y humanos de padre, esposo y amigo para rendirse ante el altar totalitario; Helen Smith (Chelah Horsdal), la esposa que se entrega en apariencia, de manera neurótica, a las exigencias fascistas, doliente de su hijo ofrecido en sacrificio al régimen; y el traidor que asesina a su propio padre (Joe Blake encarnado por Luke Kleintak). En la contrapartida, representada en la resistencia, destaca a Juliana Crain (Alexa Dávalos), Frank Frink (Rupert Evans) y Ed Mackarthy (DJ Qualls).
Otros protagonistas escapan a estas categorías antagónicas: Nobosuke Tagomi (Cari Hiroyuki Tagawa), el sensible y ecuánime japonés libre de filiaciones políticas; Robert Childan (Brennan Brown), el artista pasivo, escondido bajo el oficio de anticuario, y los refinados japoneses amantes del arte, pero indiferentes, en los que se avizora a los colonos insensibles que someten a otros planetas en la obra del Phillip Dick '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?'. La caída del régimen totalitario en este espacio-tiempo alterno es una respuesta de esperanza a uno de los escenarios futuristas más sombríos de Philip Dick donde la naturaleza vegetal y animal llega a extinguirse en tanto la segregación se nutre de nuevos grupos emergentes de oprimidos: los seres humanos "inferiores" (por alguna característica distinta del estándar eficiente y mecánico impuesto por una sociedad cada vez más automatizada) y los androides.
Por último, lamentablemente uno de los personajes centrales queda desdibujado pese a su importancia, como es Abendsen; pese a haber sido pionero en la difusión de las películas subversivas, en algún momento se pliega, sin querer, al régimen totalitario de manera poco convincente. Este mismo personaje merecería un capítulo aparte, o una serie derivada de la saga del 'The Man in the High Castle'.
Tráiler de 'The Man in the High Castle'
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AN SEN