Una vida en cuatro días
( Dedicado a Amelia )
¿Qué es el tiempo sino la percepción
que tenemos del paso del tiempo?
Se puede vivir toda una vida en cuatro días,
como se pueden atravesar cuatro años de sequía.
En un solo instante se pueden condensar miles de sensaciones
nuevas:
una caricia, un beso, un abrazo, un besabrazo...
Si vivo; no escribo.
Si escribo; no vivo.
No hay término medio.
Es difícil encontrar el equilibrio.
Siendo el arte la mejor y más perfecta
representación de la vida,
¿cómo es posible que para crearlo haya que renunciar
a la vida?
Llegados a este punto nos planteamos:
¿Qué es mejor: escribir o vivir?
¿Hacer que los demás disfruten o disfrutar tú
mismo?
Sin duda que lo mejor es vivir,
disfrutar,
sonreír,
pues cuando vives sólo piensas –y lo de pensar
es un decir–
en hacer feliz a los demás.
Escribir, en cambio, es para los momentos de soledad,
cuando no tienes otra compañía que tu tristeza.
Es sabido que el amor nos infantiliza,
nos devuelve a la inocencia de la niñez,
pues sólo cuando eres niño amas la vida sin
importarte las consecuencias.
Y así te amo yo, Amelia.
Óscar Bartolomé